From Borges’ El Hacedor / The Maker:
Parable of Cervantes and Don Quixote
Weary of his Spanish homeland, an aging soldier of the king’s army sought comfort in Ariosto’s vast geographies, in the lunar valley where lies the time that dreams squander away, and in the golden idol of Mohammed stolen by Montalban.
Gently mocking himself, he thought up an impressionable man who, unbalanced from reading fantastic tales, went forth to find feats of arms and enchantments in ordinary places with names like El Toboso and Montiel.
Defeated by reality – by Spain – Don Quixote died in his native village around 1614. Miguel de Cervantes briefly outlived him.
For both the dreamer and the man he dreamed, the story was about the clash of opposing worlds: the unreal world of chivalric fiction and the average, everyday world of the seventeenth century.
Neither imagined that with the passage of years the strife would diminish, nor did they imagine that La Mancha and Montiel and the knight’s scrawny physique would be no less poetic in the future than the adventures of Sinbad or Ariosto’s vast geographies.
Because myth is at the beginning of literature and also at its end.
Devoto Clinic, January 1955.
Parábola de Cervantes y de Quijote
Harto de su tierra de España, un viejo soldado del rey buscó solaz en las vastas geografías de Ariosto, en aquel valle de la luna donde está el tiempo que malgastan los sueños y en el ídolo de oro de Mahoma que robó Montalbán.En mansa burla de sí mismo, ideó un hombre crédulo que, perturbado por la lectura de maravillas, dio en buscar proezas y encantamientos en lugares prosaicos que se llamaban El Toboso o Montiel.
Vencido por la realidad, por España, don Quijote murió en su aldea natal hacia 1614. Poco tiempo lo sobrevivió Miguel de Cervantes.
Para los dos, para el soñador y el soñado, toda esa trama fue la oposición de dos mundos: el mundo irreal de los libros de caballerías, el mundo cotidiano y común del siglo XVII.
No sospecharon que los años acabarían por limar la discordia, no sospecharon que la Mancha y Montiel y la magra figura del caballero serían, para el porvenir, no menos poéticas que las etapas de Simbad o que las vastas geografías de Ariosto.
Porque en el principio de la literatura está el mito, y asimismo en el fin.
Clínica Devoto, enero de 1955.
Extracts 